Caminaba de vuelta de un dia lleno de matices, esencias de toda clase, pero sobre todo purpura, verde y negro cuando al bajarme de la estacion Hospital Sotero del Rio se me presento un atisbo de gula y prestandome a el pequeño impulso compre cuatro empandas para ornamentar la vuelta a mi casa, luego de la lluvia a las 22 hrs, la calle hecha plata.
Bien sabia que la primera empanada no seria mas que objeto de un rito, la preparacion para las demas, para poder disfrutar plenamente del deleite que una empanda de queso puede otorgar, deleite que guardo en mis memorias como si un abrazo o un presente fuese, pero que me ha costado traerlo a estos tiempos, sabido es que he perdido el gusto letargica y lentamente.
Sin sabor alguno pase a la segunda, en la que ciertas suposiciones se concretaron
y los encantos de la empanada se dejaron ver, aun asi sin alcanzar al ideal.
La tercera apenas la supero. Era preocupante, si esto continuaba asi la cuarta
no llegaria al objetivo que le encargue.
Y no lo hizo. Sin llegar al extasis que buscaba, uno de los placeres lascivos
mas ancestrales, mi gusto se lleno de la saturacion del aceite (mal) reciclado
y las manos sin lavar, fui arrastrado por oponerme contra el fluir como si contra
la corriente de un rio estuviese y luego fue la nausea, la nausea de querer sacar
todo ese tumor de mi ser, esa sensacion vomitiva que busca desesperadamente deshacerse de las cuatro masas de turbios designios cargadas, crueles trampas del diablo que se burla de como se ha decolorado la vida frente a mis ojos, inevitable e irremediablemente, sin tristeza, mas melancolia y asi hasta el final.
- Max
Simplemente Emocionante *---*
Atte. Valeeeeeew
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